Manual para Laicos Franciscanos - Lección Décima Quinta - La Espiritualidad Franciscana "Movimiento" de Oración


1.- El Ejemplo de San Francisco

 En la vida de San Francisco la oración ocupa un puesto especialísimo. Una frase de Tomás de Celano sintetiza lo que podemos decir de San Francisco y la oración: "Llegó con todo su ser no solo a ser hombre que oraba sino la misma oración". (2 Cel. No. 96).

 Oraba en todo momento: caminando, estando sentado, comiendo y bebiendo, de día y de noche. Había aprendido a recoger sus sentidos externos y a concentrarse que parecía pensar solamente en Dios.

Amaba sobre manera la soledad, en su celda o en el bosque. En medio del trabajo manual y de los estudios, no quería que se apagase el espíritu de la santa oración.


2.- La Oración Litúrgica: Eucarística y Oficio Divino

 También para Francisco, la oración litúrgica tenía una dignidad y un valor insustituibles. Quiso asociarse y asociar a sus hijos a esta oración de la Iglesia.

 A) La Eucaristía

 Tenemos que dejar asentado que la piedad eucarística fue una de las características de San Francisco, aún teniendo en cuenta que él no era sacerdote y que la disciplina de la Iglesia era muy diferente a la de hoy, con respecto a la celebración de la Misa y de la recepción de la Comunión.

 San Francisco veía en la Eucaristía la continuidad o perpetuidad de la obra redentora de Cristo en la tierra. Animado por esta convicción, se convirtió en un apóstol de la presencia real eucarística y pidió en cartas y Amonestaciones, a Príncipes, Sacerdotes y Frailes, limpieza en los altares, decoro y elegancia en los vasos sagrados y reverencia suma al tratar estos misterios.

 B) El Oficio Divino

 San Francisco consideró al Oficio Divino como la oración principal de sus religiosos, por ser la oración oficial que la Iglesia, en nombre del mismo Cristo, recita diariamente al Padre celestial.

 Ordenó que, en la recitación del Oficio Divino, los frailes se conformaran con el salterio que se usa en la Capilla Papal, para permanecer estrechamente unidos al Papa y a la Iglesia Romana.

 Permitió que todos los frailes tuvieran breviarios, aunque esto suponía un gran gasto en aquel tiempo. A los que no sabían leer, mandó que lo reemplazaran con Padres Nuestros y la meditación.

 Él mismo compuso un oficio votivo de la Pasión, con textos bíblicos y oraciones personales. Cuando estaban los frailes juntos, quería que recitaran el Oficio en común. El nunca se dispensó del rezo, aún cuando estaba ciego o enfermo.

 3.- Características de la Oración de San Francisco.

 No menos importante fue la atención que San Francisco prestó a otras formas de oración: vocal, mental, meditación y aún la contemplación que es el término último de la verdadera oración.

 San francisco puede y debe ser considerado un verdadero maestro en el difícil arte de la oración. Podemos distinguir en su oración las siguientes características:

 a) Temas de oración

 Sin duda alguna, el tema central de la oración de San francisco fue Jesucristo: su vida, sus palabras, su pasión y su muerte. A este Jesucristo, San Francisco lo buscaba en la Biblia, en la creación, en la historia y en la existencia de cada hombre.

 b) Oración de Alabanza o de Acción de Gracias.

 En los Escritos de San Francisco encontramos testimonios de todas las formas o tipos de oración (de petición, de expiación, etc). Pero tenemos que decir que la oración normal de San Francisco, como la de Jesús, fue la de alabanza y acción de gracias.

 Todas las fórmulas que de él conocemos, se pueden sintetizar en eso: bendecir, alabar y dar gracias a Dios por Él mismo, por su ser y sus perfecciones; por la Encarnación de nuestro Señor Jesucristo y por las perfecciones que de Él se manifiestan en sus creaturas.

 c) Oración afectiva

 La oración franciscana se distingue también, por el ejercicio que hace de ciertas facultades del alma. A San Francisco no le importaban tanto la profundidad de los conocimientos o la fuerza de los argumentos del punto que meditaba, sino la multiplicidad e intensidad de los afectos que provocaba.

 En la oración, San Francisco gemía, lloraba, gritaba, se golpeaba el pecho, etc. Lo importante era encenderse en el fuego del Espíritu Santo. Lo importante era entablar un diálogo sincero ya moroso con Dios. Como dice Tomás de Celano: "Le respondía al juez, le suplicaba al Padre, le hablaba al amigo, se recreaba con el esposo" (2 Cel. no. 95)

 CUESTIONARIO

 1.- ¿Por qué llamamos a San Francisco apóstol de la presencia real eucarística?

2.- ¿Sobre qué temas giraba la oración de San francisco?

3.- ¿En qué consistía la oración de alabanza o de acción de gracias que usaba San Francisco?



Tomado de:

Espiritualidad de San Francisco de Asís

Manual para Laicos Franciscanos

Padre Cornelio Moya OFM

Zapopan, Jalisco

1977
10:27:00 a.m.

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