“Estos héroes estaban dispuestos a dar sus vidas para que otros puedan vivir, imitando el sacrificio de Cristo quien dijo que no hay amor más grande que dar la vida por los otros”. Con estas palabras, monseñor Fisher, arzobispo de Sídney, se refería a los dos rehenes que fallecieron en el secuestro que tuvo lugar a mediados de diciembre en Australia.
Durante el funeral, celebrado en uno de los templos más importantes de la ciudad, y ante los supervivientes y familias de los dos fallecidos, Fisher quiso recalcar el sacrificio de las dos víctimas del secuestro en el Lindt Café, Tori Johnson y Katrina Dawson, quienes, en palabras del arzobispo, sacrificaron sus vidas por los demás rehenes. Unas conmovedoras palabras compartidas por todos los presentes durante la homilía. Para todos ellos, estas dos personas se han convertido en sus héroes.
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