Lo curioso es que, a menudo, me sale hacer el contraste y mostrar que hubiera sido mejor de otra manera; entonces, con ese sentido de justificación que todos tenemos a flor de piel, el otro contesta: “No me he dado cuenta”. Y es verdad, porque nadie hace las cosas sino pensando y creyendo hacer lo mejor, aunque su mirada sea subjetiva.
Cuando nos explicaron la Teología moral, me impresionó enterarme de que el hombre, todo lo que hace, lo hace viendo la parte buena, aunque sólo sea la que a le beneficia a sí mismo; de ahí la importancia de formar rectamente la conciencia moral; es decir, tener una referencia objetiva de lo que es bueno o malo.
Realmente, todos buscamos el bien, lo mejor... pero, ¡nos equivocamos tantas veces! Es importante saltar a la aceptación de la pobreza y limitación propia y ajena, sabiendo que eso es camino de dejar paso al Señor, que realmente lo aprovecha para actuar en nuestras vidas.
Él sí se da cuenta y está al lado recogiendo cada metedura de pata, cada estropicio o cada omisión que yo tengo, y me dice: "Ven a Mí, para ayudarte he venido".
Sólo con “bajarte de tu burro” ya estás entregando tus riendas a Cristo. Y, ahora que entramos en Tiempo Ordinario, el reto es que no bajes la guardia, que la Estrella sigue guiándonos en cada momento, que este momento es precioso porque en el invierno se fortalecen y alimentan las raíces, porque Cristo no deja de mirar por ti en la “vida oculta”.
VIVE DE CRISTO
Publicar un comentario