“Ellos nos sacaron de nuestras villas y ocuparon nuestras casas –dijo Rachel, una de las ancianas contactadas por la agencia vaticana Fides-, luego nos juntamos en una residencia en Mosul. Logramos sobrevivir gracias a la asistencia de algunas familias musulmanas, quienes nos compraban comida y lo que necesitábamos. Entonces, en ese punto, esos del califato nos dijeron que podíamos permanecer solo si nos convertíamos al Islam. Yo me negué, ‘si quieren, envíenme lejos”.
Según se informó, el 7 de enero el grupo de ancianos fueron recibidos en Kirkuk luego de pasar dos días en el frío, entre las villas ocupadas entre el ISIS y las que están controladas por los kurdos.
Los cristianos pudieron ingresar a Kirkuk gracias a la intercesión del Patriarca caldeo, Mons. Raphael Louis Sako, quien convenció a las autoridades civiles suspender el bloqueo en los puestos de control para que pudieran entrar por razones de seguridad.
Publicar un comentario