(ZENIT – Roma, 13 Abr. 2017).- El papa Francisco ha celebrado este Jueves Santo por la tarde la misa ‘in Coena Domine’ en una cárcel en la que se encuentran recluidos 58 colaboradores de justicia.
Los cantos con guitarra acompañaron la eucaristía que inició hacia las 16,30, durante la cual el Pontífice realizó la liturgia del lavado de los pies.
Visitó también a algunos enfermos de tuberculosis en un reparto especial y a dos personas recluida en régimen de aislamiento. En el pasado en este instituto fueron recibidos algunos jóvenes de la Cruz de la Juventud, para el Jubileo.
“Entrando en la cárcel de Pagliano el Papa ha entrado en todas las cárceles del mundo”, señaló Don Marcos, el párroco de otra prisión, al comentar la visita.
Después de la lectura del Evangelio, que narra cuando Jesús lava los píes a sus apóstoles y la traición de Judas el Papa ha señalado: Jesús estaba en la última cena, dice el Evangelio, sabiendo que había llegado su hora, que había sido traicionado y que Judas lo iba a entregar esa noche. “Habiendo amado a los suyos los amó hasta el final” recordó, porque “Dios ama así, da la vida por cada uno de nosotros, y quiere esto”.
Y no es fácil porque somos todos pecadores, tenemos límites defectos, no sabemos amar, “porque no somos como Dios que ama sin mirar a las consecuencias, hasta el final” dijo.
Y para hacer ver esto, “él que era el jefe, que era Dios, le lava los pies a los discípulos”. Era una costumbre de la época antes de las comidas explica el Pontífice; porque no había asfalto y la gente llegaba con los pies empolvados. Era uno de los gestos. “Pero esto lo hacían los esclavos. Jesús invierte y lo hace él, él”.
“Simón no quería hacerlo, pero Jesús le explicó que era así. Que que vino al mundo para servir, para hacerse esclavo por nosotros, para amar hasta el final”.
En el camino vi que había gente que saludaba: ‘el jefe de la Iglesia’, dijo. “No bromeemos, el jefe de la Iglesia es Jesús”, explicó el Sucesor de Pedro, ya añadió: Yo quiero hacer lo mismo que él hace. El párroco lava los pies a los fieles. Para sembrar amor entre nosotros.
No les digo que hoy se laven los pies ente ustedes, sería una broma, añadió. “Es el símbolo, una figura. Si pueden hacer una ayuda, un servicio a un compañero, es como lavar los pies. Es hacerse siervo de los otros”.
Francisco recordó que “una vez los discípulos discutían sobre quien era el más importante. Jesús le dijo: el que quiera ser el más importante tiene que volverse el servidor de todos”. “Es lo que hace Dios con nosotros” reitero, porque “él nos ama”.
Concluyó señalando que “no es una ceremonia folclórica, es un gesto para recordar lo que nos ha dado Jesús”. Y que “después tomó el pan y nos dio su cuerpo, tomó el vino y nos dio su sangre” señaló, porque “Así es el amor de Dios, pensemos solamente al amor de Dios”.
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