LA DICTADURA DEL RELATIVISMO LLEGA A SUS
EXTREMOS Y AFECTA LOS INSTITUTOS DE PROTECCIÓN DE NIÑOS Y ADOLESCENTES Y A LA
LIBERTAD DE CULTOS.
Por Carlos Alvarez Cozzi
Aquellos padres que se opongan a la
doctrina promovida por la ideología de género “podrán perder la custodia de sus
hijos”. Así lo establece el nuevo proyecto de ley aprobado en Ontario (Canadá)
bajo el nombre “Ley de Apoyo a la Infancia, los Jóvenes y las Familias de
2017”.
El partido liberal liderado por el primer
ministro canadiense Justin Trudeau ha aprobado esta normativa, denunciada por
numerosas entidades a favor de la familia como “una iniciativa totalitaria” y
una “grave amenaza para los cristianos y para todas las personas de fe que
tienen hijos o que mantienen la esperanza de acrecentar su familia mediante la
adopción”.
Asimismo, el también denominado “Proyecto
89” -que sustituye la Ley de Servicios a la Infancia y la Familia y concibe la
“identidad de género” como un factor esencial en la educación de los niños-,
concederá a las agencias gubernamentales la potestad para prohibir la
adopción a aquellas parejas canadienses que no comulguen con esta ideología,
tal y como recoge LifeSite News.
Este proyecto de ley ampara que “cualquier
niño en riesgo de sufrir un daño mental o emocional y sus padre no le
proporcionan un tratamiento o acceso al tratamiento para evitarlo, el menor
está en necesidad de ser protegido por el estado ante la ley”.
La agencia agrega que el autor de este
proyecto de ley es nada menos que el mismísimo ministro de la Infancia y la
Familia Michael Coteau, quien ha señalado que considera “una forma de abuso
cuando un niño se identifica como un género y un padre le dice que tiene que
ser de una manera diferente. Por lo tanto, si hablamos de un abuso, y si está
dentro de la ley, se puede retirar la custodia a esos padres del niño y situarlo
bajo la protección del Estado”.
Según ha defendido Jack Fonseca, miembro
de Campaign Life Coalition, “Con la aprobación de la Ley 89 hemos entrado
en una era de poder totalitario por parte del Estado como nunca hemos vivido
antes en la historia de Canadá”.
Cabe destacar, advierte la agencia, que
este nuevo proyecto de ley también elimina la religión que profesen los padres
como un factor a tener en cuenta por los servicios de protección infantil.
Al respecto cabe decir que no es el primer
proyecto que busca desconocer los derechos de los padres en la educación de sus
hijos, con la amenaza de quitarles la custodia de los mismos y a los adultos
del derecho de adoptar niños. Ya hay otros también en marcha en algunos países.
En segundo término, corresponde recodar que se utiliza siempre la misma
estrategia para intentar justificar este tipo de iniciativas. Se afirma que es
en “protección de la salud de los niños y adolescentes” contra los “crueles”
padres que pretenden desconocerlos. Lo cual es absolutamente falso. Los padres normalmente
quieren siempre lo mejor para sus hijos, también en el ámbito de la salud. En
tercer lugar, se impone recordar que con este tipo de iniciativas, se pretende
llevar los dictados de la agenda de género a los extremos de invadir el espacio
íntimo de los derechos humanos de los niños y del constitucional y legal de los
padres a decidir sobre la educación de sus hijos. Se lo quiere plantear como un
tema de salud simplemente como una estrategia pero es evidente que lo que se
busca es otra cosa con este tipo de normativa.
Si el niño presenta problemas de identidad
sexual será un sicólogo o un siquiatra quien deberá atenderlo, a pedido de los
padres o representantes legales del niño y no porque lo decrete el Estado! Y
menos procede que el Estado amenace a los padres con quitarle la tenencia de
sus hijos. Para qué? Para que los cuide y eduque el Estado?.
Prohibir además el derecho a tener un
credo religioso atenta contra el derecho a la libertad de cultos, amparado en
general en todo el derecho constitucional comparado.
Se trata de otra ley que viola además la
laicidad del Estado, quien no debe tomar partido oficialmente por ninguna
creencia religiosa, filosófica o ideológica, como claramente lo es la de
“gender”, cuyos postulados no solo contradicen la naturaleza sino que además
carecen de basamento científico.
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