Una escuela belga hace un
simulacro de una boda gay entre dos niños de siete años. "No tiene nada que ver con la homosexualidad",
afirman sus responsables.
Nuevamente la laicidad avasallada
Por Carlos Alvarez Cozzi
EL CASO. Recientemente
en Bélgica, en un centro educativo para niños, los maestros simularon entre dos
chicos de siete años la realización de una boda gay entre ellos. (http://www.elespanol.com/social/20160603/129737216_0.html)
La
página web arriba citada da cuenta que “Tito Meeus y Otto De Greve se
dieron el 'Sí, quiero' el pasado viernes en la monumental capilla para
bodas del Ayuntamiento de Gante ante la mirada de sus amigos invitados. La funcionaria Sofie Bracken fue la encargada de
oficiar la ceremonia. Los pequeños, con sus mejores galas, sombreros a juego y
broches de flores, se intercambiaron pulseras de la amistad. La televisión y la
prensa local cubrieron el evento: los dos amigos, cogidos de la mano, bajaron
las escaleras mientras sus compañeros lanzaban pompas en lugar de arroz.
Una boda infantil, por supuesto
completamente ficticia, no tiene nada de excepcional
en la Freinetschool De Boomgaard. El centro sigue una pedagogía que
incentiva la enseñanza colaborativa y experiencial. Los niños son animados a
tomar su propias decisiones en libertad. Al tratar el módulo de la
familia no es excepcional que un niño y una niña terminen simulando como
proyecto su matrimonio. Pero por primera vez, dos niños dieron el paso
adelante: Tito y Otto son mejores amigos y vieron natural dar el paso de
casarse.
"Esto no tiene nada que ver
con la homosexualidad", asegura su profesora, Lies Van
Maldergem. Pero la sociedad belga, que legalizó el matrimonio gay en 2003,
no lo ha visto así. El foco mediático ha destacado el ejemplo de integración que
supone que, trece años después, estas uniones sean asumidas con naturalidad
incluso por los más pequeños.
NUESTRO
COMENTARIO.
Como ya expusiéramos antes que ahora (http://www.forumlibertas.com/la-laicidad-del-estado-incompatible-la-promocion-oficial-parte-este-cualquier-ideologia-suya/),
este “simulacro” de boda gay entre dos varones, educandos de siete años,
hubiera sido de realización imposible en nuestro país por la sencilla razón que
enseñar y promover la ideología de género en forma oficial es violar la laicidad
estatal. Como también lo es dar clases de religión o adoctrinar políticamente a
los niños y adolescentes, desde las aulas. El
Estado Uruguayo es laico desde la Constitución de 1919 y no debe oficialmente
imponer religión, filosofía o ideología como propia a nadie. Resulta
sorprendente que las autoridades belgas afirmen que la sociedad de su país no
tomó este simulacro de boda gay, como una recomendación de la homosexualidad a
los niños, porque qué otra finalidad podía perseguir esta “performance”, si no
de la demostrar la naturalidad del hecho?. Uno cosa es no discriminar, otra
hacer apología de las conductas, y sobre todo sobre mentes inocentes y en
formación como son los de los niños. Se
deben respetar a todas las personas, por lo cual también a los padres de los
chicos, que son los verdaderos responsables de su educación. Nuestra
Constitución y suponemos que la belga también, reconocen que son los padres y
tutores los responsables de decidir que educación recibirán sus hijos o
pupilos. Y en el caso belga comentado no consta que los padres hayan dado la
autorización para que sus hijos participaran de este simulacro. Desde ya que
ambas cuestiones se presentan unidas, la de la laicidad que debe respetarse en
la educación (tema en el tapete en Uruguay por lo ocurrido o no en Salto) y el
del respeto del derecho de los padres a decidir sobre la educación de sus
hijos.
Es
increíble que se tome como violación de la laicidad la exposición de todas las
posiciones sobre el tema del aborto por ejemplo, incluida la del rechazo ético
y de la objeción de conciencia (reconocida por la ley) contra la supresión de
una vida humana indefensa y por otro lado y concomitantemente, muy pocas voces
cuestionen la enseñanza e imposición en el sistema educativo de la perspectiva de
género, que carece de toda base biológica porque es pura ideología y que además
viola la laicidad y el derecho de los padres a decidir la educación afectiva y
sexual de sus hijos.
Incluso hay voces que se han levantado en
el mundo ya contra estas prácticas, considerándolas intento de corrupción de
menores.
La conclusión de siempre: para que haya
respeto de la debida laicidad en estos temas debe haber conciencia de ellos, de
bioética y bioderecho en la población. De lo contrario, el Estado seguirá
actuando como el Leviathán de Hobbes, violando los derechos humanos.
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