En una carta enviada a los fieles de las Iglesias Metodista y Valdense con motivo de la apertura de su Sínodo anual en Turín (Italia), el Santo Padre quiso “expresar la cercanía de la Iglesia Católica y la mía personal”.
El Pontífice rememoró los encuentros mantenidos con estas comunidades cristianas en Turín, Roma y Argentina, y mostró su dese de “que esta jornada de puesta en común y reflexión, con motivo de los 500 años de la Reforma, esté animada por la alegría de ponerse delante del rostro de Cristo: su mirada, que se dirige a nosotros, es la fuente de nuestra paz, porque nos hace sentirnos amados por el Padre y nos hace mirar a los demás, al mundo y a la historia de un modo nuevo”.
Señaló que “la mirada de Jesús ilumina también nuestras relaciones para que no sean tan solo formales y correctas, sino también fraternales y vivaces. El Buen Pastor nos quiere juntos en camino y su mirada nos abraza a todos, discípulos suyos a los que desea ver plenamente unidos”.
En este sentido insistió en la importancia de “caminar hacia la unidad plena, con la mirada de esperanza que reconoce que la presencia de Dios es más fuerte que el mal”.
Insistió en que ese camino hacia la unidad es en la actualidad más importante que nunca, “en un mundo marcado por la violencia y el miedo, heridas e indiferencias, donde el egoísmo de cerrarse en detrimento de los demás oscurece la sencillez de la belleza de acogerse, de compartir y de amar”.
Frente a ello, animó a no dejar que el testimonio cristiano ceda “a la lógica del mundo”. “Juntos nos ayudamos a elegir y a vivir la lógica de Cristo”, concluyó.
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— ACI Prensa (@aciprensa) 29 de agosto de 2016
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