LIBERTAD RELIGIOSA.
Un legislador ecuatoriano propone que el Estado obligue a los sacerdotes y
consagrados católicos a casarse.
O cuando la libertad religiosa pretende ser violada por un legislador
Por Carlos
Alvarez Cozzi
"No representa de manera alguna la posición
oficial de nuestro bloque", han señalado los parlamentarios de su grupo.
Pedro Curichumbi es asambleista desde el año 2017 y pertenece a grupos cristianos
evangélicos de Ecuador.
Pedro Curichumbi
Yupanqui ocupa el escaño -curul- número 100 de
la Asamblea Nacional de Ecuador en representación de la provincia de Chimborazo
por la alianza minoritaria CREO-AMAUTA YUYAY y es licenciado en Ciencias de la
Educación.
Curichumbi se ha hecho famoso a nivel internacional en
las últimas horas por proponer el pasado 12 de julio en sede parlamentaria que
el Estado obligue a los presbíteros y monjas de la Iglesia católica a casarse,
como medio de supuesto remedio a los casos de abusos sexuales que han afectado
a algunos miembros de la institución y que han sido revelados con profusión en
los últimos años en diversas naciones.
El diputado, de obediencia cristiana evangélica,
propuso que “los sacerdotes y las monjas de la Iglesia católica celebren
matrimonios para que definitivamente no produzcan violación a menores” (sic).
Si no fuera tan pintoresca la noticia
hubiera pasado iinadvertida. Pero el disparate es tan mayúsculo que merece ser
comentado.
En primer lugar: el Estado no inventó
el matrimonio. Simplemente reconoce una realidad natural que le preexiste.
Tampoco puede establecer su
obligatoriedad para nadie. Ni para laicos ni para sacerdotes ni para monjas o
consagrados.
Por qué motivo? Pues porque en primer
lugar el matrimonio supone una vocación o llamado y además es un derecho, nunca
una obligación.
Y menos para los religiosos que han
hecho voto de castidad con entrega total a Dios.
Ni para los presbíteros de la Iglesia
Católica, que aún en el caso de seculares tienen en la Iglesia latina un
compromiso celibatario intrínseco y condicionante a su ordenación sacerdotal,
para dedicarse plenamente al Reino de los Cielos, con un corazón entero sólo
para El y no dividido entre Dios y su esposa y familia.
Con el mismo derecho que la Iglesia
ortodoxa o las comunidades eclesiales separadas ordenan hombres casados.
El pretendido argumento de este sorprendente
legislador, que lamentablemente se dice evangélico, es para que no haya más
abusos a menores cometidos por el clero o por religiosos. Ignora que quienes
cometen estos abusos son generalmente pederastas, es decir, personas enfermas,
que no lo hacen por ser célibes sino por
padecer de una patología. Como sucede también entre personas laicas.
Lo que es realmente grave es que haya
funcionarios públicos que pretendan desconocer la liberad religiosa de manera
tan burda y grosera.
Sabemos que nadie ha acompañado en Ecuador
a esta alocada propuesta pero vale la pena
levantar la voz ante el intento
descabellado de atropello de la libertad de cultos y en defensa de la Iglesia
Católica.
Pero además, la Constitución de la
República del Ecuador reconoce la libertad de cultos. Es decir, que las
Iglesias reconocidas por el Estado, y con personería jurídica, tienen autonomía
en su funcionamiento. Por tanto la propuesta no sólo es inconstitucional sino
totalmente absurda.
Cabría preguntarle a este señor si el
mismo Jesucristo que permaneció célibe, entregado totalmente al Reino de los
Cielos en su vida privada y pública, a su juicio fue un potencial abusador por
esa condición.
La respuesta se encuentra en la misma
pregunta.
Publicar un comentario