Vaticano, 13 Oct. 18 (ACI Prensa).- La española Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, fundadora de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia que será declarada santa este domingo 14 octubre, “rompió moldes” al “defender la dignidad de la mujer”, aseguró la superiora general de su Congregación.
“Fue una mujer que rompió moldes. Nos dijo que la Congregación no podía ceñirse a ningún campo de acción, pero tuvo una especial predilección por defender la dignidad de la mujer”, sostuvo este 13 de octubre la hermana Daniela Pérez Ortiz, superiora general de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, durante un encuentro con periodistas en el Vaticano.
Tras esas palabras, recordó que Nazaria Ignacia fundó el primer sindicato de mujeres en Bolivia y encabezó una manifestación de mineros, una iniciativa inédita en la década de los años treinta del siglo XX.
Acerca del reconocimiento de santidad de su fundadora, la hermana Pérez Ortiz dijo esto “supone un desafío enorme, porque hemos vivido más intensamente la llamada de Nazaria a renovarnos como congregación, convencidas de que el carisma que nos legó nos lleve a responder a las necesidades de la Iglesia y de la sociedad”.
“Los desafíos que estamos viviendo en América, desde los desplazados y deportados a los nuevos pobres, nos recuerdan que estamos allí donde madre Nazaria le gustaría estar”, explicó la hermana Delia Báez Espínola, que trabajó junto al entonces Arzobispo Jorge Mario Bergoglio.
Finalmente, la religiosa aseguró que el Papa Francisco, en aquel tiempo fue el “primer obispo que se atrevió a confirmar en una villa miseria, porque el resto enviaban a delegados. Siempre llegaba en autobús o en metro, porque nunca quería perder el contacto con el pueblo”-
“Cuando los migrantes peruanos paraguayos y bolivianos llegaron a las villas, sus hijos no tenían documentación y no podían ir a la escuela. Gracias a Bergoglio, pudimos abrir la escuela San Gaetano que actualmente funciona a pleno rendimiento”, recordó la misionera.
Las Misioneras Cruzadas de la Iglesia cuentan hoy con 70 comunidades, en 21 países y cuatro continentes. A las casi 400 religiosas se unen las misioneras seglares de la Iglesia, que viven su consagración en la vida ordinaria, además de los laicos.
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